Lo que todos quisiéramos escuchar, pero a la hora de la realidad no es tan bueno

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Si se le pregunta a alguien así, de sopetón, que si le gustaría viajar sin tener que preocuparse por nada distinto a descansar. El 99% respondería: definitivamente sí, pero la verdad es que esos planes no son para todo el mundo.

Cuando te dicen que vas a poder viajar y que no te tienes que preocupar por el pasaje, la recogida en el aeropuerto, el hotel, el desayuno, la diversión, las bebidas, la playa, la piscina, el mar … Suena genial.  Peeero (y hay un pero); algunos de los que escogen esa maravillosa forma de viajar, se olvidan de su propia manera de ser.

Sí, ellos por ejemplo son de los que les gusta la privacidad. Les gusta poder escoger entre piña, papaya y langostino a la hora del desayuno. Ellos son de los que dicen: ¿hacer cola para comer? Nunca. Ellos quisieran 5 m2 de playa exclusiva para sentarse. Detestan los niños que juegan a hacer castillos de arena. Creen que a la hora de almuerzo tienen derecho a escoger el menú que ni siquiera está publicado… En fin son inversamente proporcional a la manera de viajar que escogieron.

Por eso aunque tenerlo todo a la hora de viajar,  pareciera ser algo muy bueno.

Es mejor que te preguntes ¿cómo soy? antes de que el viaje mismo sea el que te muestre que para ti todo lo bueno, puede convertirse en algo realmente malo.