La próxima vez que te de la gana: ¡Sal de viaje!

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Fíjate bien cómo es.

Entre Enero y Febrero te dicen: ok, puedes tener derecho. En Marzo y abril… puede ser. Pero solo una semana. ¿Mayo? ni lo pienses. Luego llegan junio y Julio y vuelves a tener permiso. ¿En Agosto? solo unos cuántos. En Septiembre ¡ni pensarlo! ¿Octubre? mmmmhhh  sí, puede ser. Pero solo cuentas con una semana, y tiene que ser la semana previa al 12 de octubre porque así lo eligieron ellos. Noviembre prohibido. Diciembre aceptado.

¡No es nada extraño! Es solo el permiso que te han dado para salir de vacaciones. Que porque los niños tienen que estudiar, que porque las universidades entran este día y salen aquel, que porque la semana santa cayó en marzo;  que porque  así son las temporadas. ¿Y por qué? Por qué dejamos que sean otros los que nos digan cuando es que necesitamos descansar o en qué momento es que nuestro cuerpo necesita una buena chapuceada.

Ok, las temporadas existen y de paso las reglas.  Pero el libre albedrió TAMBIÉN. y ese nos dice a gritos que oigamos a nuestro cuerpo, que le hagamos caso al alma, que tomemos la decisión de salir de viaje porque… Q U E R E M O S… No porque así lo dicta el calendario.

Así que la próxima vez que te sientas cansado, agotado, estresado. La próxima vez que te veas al espejo y sientas que tu blancura alumbra. La próxima vez que te de la gana: ¡Sal de viaje!

No solo te sentirás muy, pero muy bien por zafarte del yugo; sino que además podrás estar en la playa sin tener que pelear por tus 20 cm de playa. Podrás ir a restaurantes sin hacer fila. Podrás ser el huésped de honor de tu hotel. Podrás estar en la piscina sin que 5 niños jueguen a tirarse en bomba a tu lado.

Podrás decir: ¡Estoy de vacaciones!  Y ¿Estamos en marzo, o en mayo?