Cuando nos sentamos a comer, casi nunca nos preguntamos de dónde viene ese deliciosos platillo que tenemos en frente. Creo que ningún paisa sentado en la mañana, frente a una arepa antioqueña (no se si ellos mismos la denominen antioqueña) y un buen tinto caliente, se tome unos segundos para preguntarse quién fue el genio que decidió moler el maíz, ponerle un poco de mantequilla y queso y crear esa maravilla que acompaña todas sus mañanas.

Sí, la verdad la historia no es lo que más nos apasiona a la hora de comer. Pero, todas, o bueno casi todos los platos famosos tienen un… había una vez.

El taco definitivamente tiene un importante  había una vez y empieza con: Había una vez un platillo al que los aztecas llamaban quauhtaqualli. Al llegar los españoles, obviamente se enamoraron de esta deliciosa preparación, pero como no podían pronunciar fácilmente quauhtaqualli, terminaron llamándolos simplemente taqualli. De ahí la hoy conocidísima, pronunciadísima y preferidísima palabra, Taco.

Dicen que el mismísimo Moctezuma usaba las tortillas de maíz como cuchara para sostener la comida, ósea que cuando esté sentado en cualquier parte del mundo comiéndose un taco mejicano tiene que sentirse muy orgulloso de estar disfrutando de la mejor comida prehispánica.

En fin sea cuál sea la historia y si la primera taquiza de la que se tenga conocimiento la organizó Cristóbal colón o Hernán Cortés (Me inclino por Cortés) uno no puede ir a Cancún, sin sentarse, o pararse, depende de lo aventurero que se quiera ser, en un lugarcito de cualquier calle de la ciudad y compartir con algún mejicano de pura sepa, la comida más deliciosa y más antigua de la que tenga memoria este continente.

Ah, pero eso sí, tiene que ser un lugarcito callejero; porque es ahí donde se hacen los mejores quauhtaqualli.