Macuira, la rapunzel de la Guajira

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Por donde la mires, la Guajira es increíble y deberíamos sentirnos muy orgullosos de ella. (Tal vez ese orgullo haría que sus problemas reales fueran menos, pero de eso no hablemos, que este es un blog para estar en modo vacaciones.)

Sí, La Guajira tiene parajes increíbles, una cultura indígena como pocas, un mar y unas playas como no hay otros. Pero la Guajira también tiene un lugar escondido al que podríamos llamarle milagro:

El Parque nacional de la Macuira. Un lugar que logra unir en pocos kilómetros desierto, playa y bosque de niebla. Sí bosque de niebla. ¿Cómo puede existir un bosque de niebla en medio del desierto? Fácil, es Colombia. Bueno y además una formación montañosa en medio del desierto, hace que el agua se condense y voilá… el milagro aparece. Este extraño fenómeno, ha hecho que uno de los mayores atractivos que tenga Macuira sea este bosque enano nublado; el cual dicen los que saben,  se parece mucho a los bosques andinos situados cerca del páramo. ¡Ósea con unos poquísimos metro de diferencia en altitud!

Estar ahí, parado en la playa y ver que  al lado se asoma la serranía con esos verdes que no se ven en otros lugares, hace que uno entienda por qué es un lugar sagrado para los wayús y sobre todo porque venados, guacharacas, azulejos, el gato pardo y hasta los escurridizos tigrillos han pensado que vivir en otro lugar no es una opción.

¿Qué queda muy lejos? Afortunadamente sí. Para que por mucho tiempo la belleza de la Macuira pueda estar protegida como la de la mismísima Rapunzel.  (Eso sí, sin el lado triste de la historia).